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Incorporar un robot puede suponer prescindir de 6 puestos de trabajo

robot

Ya existen cifras estimadas del efecto que puede tener la incorporación de un robot en al mercado laboral en términos de pérdidas de puestos de trabajo. La incidencia de la automatización en el mercado de trabajo será de 5,6 trabajadores por cada robot.

“Robots and Jobs: Evidence for US Labor Markets” es el título de este estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusets y la Universidad de Yale, que añade al dato expresado más arriba el recorte en los salarios de los trabajadores que provoca la presencia de un robot en una empresa, que cifra en un 0,5%.

De momento no son muchos los robots incorporados al mercado laboral en Estados Unidos, pero si se extiende su uso en un futuro a veinte años vista los efectos serán mucho más evidentes.

El estudio ha considerado robot a toda aquella máquina que es capaz de llevar a cabo un trabajo de forma autónoma. Unos dos millones trabajan ya en todo el mundo, una cifra que crecerá de manera espectacular en los próximos cinco años.

De momento los sectores en los que la automatización ha anidado con más fuerza son  la industria automovilística, el sector eléctrico, el metalúrgico y el químico.

Sin embargo, contrariamente a lo que se suele pensar, los investigadores se han encontrado un dato realmente sorprendente: no se ha podido constatar que el incremento de la automatización y la robotización vaya en favor de la productividad de nuestra economía. No parece que aporte una diferencia significativa. Según indican los autores de la investigación integrar un robot por cada mil trabajadores viene a suponer un incremento del PIB (Producto Interior Bruto) de tan solo un 0,13%.

Otro efecto a destacar de la llegada de las máquinas al entorno laboral puede ser la polarización del empleo, que hace que en las economías desarrolladas el empleo se concentre bien en puestos muy especializados, bien en puestos que no requieren de ninguna formación pero que impliquen destreza manual, por lo cual en muchos casos no pueden ser desarrollados por máquinas.

Las máquinas nos necesitan para su programación y mantenimiento, y para todo aquello que esté relacionado con el sentido común. Quizá por ello los expertos aseguran que las profesiones que van a salir peor paradas de este proceso de automatización son las que precisan de una formación media. Por ejemplo, artesanos, oficinistas, operadores de máquinas… A este grupo de trabajadores la automatización les va a alcanzar con más fuerza, mientras que en el caso de los empleos especializados puede suponer procesos de adaptación y reciclaje.