La libertad de expresión como negocio

La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales del ser humano que más ha requerido una defensa a ultranza por aquellos oprimidos normalmente por quienes tienen el poder político. La confrontación ponía normalmente a medios de comunicación contra partidos políticos en un debate que rara vez no suscitaba polémica.

En la actualidad el enfrentamiento sigue abierto en muchos ámbitos, pero la libertad de expresión se encuentra en un combate nuevo, con un oponente conocido y otro aspirante al título del control absoluto. Por primera vez los políticos se posicionan a favor de la libertad de expresión y abogan contra ella nada menos que los usuarios de las redes sociales. Pero como era previsible, los argumentos no son precisamente sencillos.

Los políticos defienden el concepto de libertad de expresión como su derecho a borrar tweets de la red social Twitter, pues el eliminar contenido digital incorrecto o que puede salir de contexto es derecho de cualquier usuario. Éstos argumentan que ellos tienen derecho a saber lo que los políticos dicen en cada momento. Y, encabezando dicho argumento están empresas como Politwoops y Diplotwoops, que por si fuera poco han conseguido sacar negocio de ello.

El negocio con las redes sociales se realiza mediante las denominadas API, cuyas siglas vienen a demostrar la capacidad de todo desarrollador externo para aprovechar el funcionamiento de la propia red social y ofrecer algo nuevo a los usuarios. En el caso de Politwoops y Diplotwoops, lo que ofrecían era una monitorización y grabación de todos los tweets de políticos que eran posteriormente eliminados. De esta forma, lo que cualquier político decía y luego quería negar era registrado y se demostraba cada argumento como si de una conversación grabada se tratase.

Twitter, sin embargo, ha decidido bloquear el acceso de estos entornos a su API argumentando que efectivamente los políticos, igual que el resto de usuarios, deben poder eliminar lo que publican siempre que lo deseen. Según los responsables de la red social, el hecho de que las publicaciones fueran inmutables y eternas supondría una responsabilidad inabarcable para cualquier usuario, que optaría finalmente por no publicar nada.

Los políticos aseguran que se está sacando provecho a sus mensajes, muchas veces sacándolos de contexto. Cada tweet, según dicen, se publica en relación a una situación personal, temporal y social concreta, lo que supone que el hecho de revisar dicho tweet a lo largo de varios días, meses o incluso años, podría desvirtuar su significado.