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La victoria de Trump preocupa a la industria tecnológica

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En Silicon Valley son fechas de inquietud y desasosiego. Casi todas las grandes compañías tecnológicas estadounidenses mostraron, a través de sus dirigentes, un rechazo frontal a las propuestas del candidato conservador Donald Trump. Aunque después de la inesperada victoria algunos se han mostrado conciliadores, muchos de ellos han llegado a señalar que no hay lugar para la esperanza.

Diversos medios especializados ya han adelantado que se avecinan tiempos difíciles para el sector tecnológico, ya que el próximo gobierno de Estados Unidos va a intentar someterlo a la visión de los negocios del nuevo presidente.

Los planes de Trump son claros: va a luchar para que los fabricantes tecnológicos desarrollen sus productos dentro de Estados Unidos, en caso contrario piensa imponerles una dura política de impuestos. Sin embargo, empresas como Apple o Microsoft están acostumbradas a importar muchas de las piezas e incluso productos completos que utilizan.

Ambas compañías importan con frecuencia talento del extranjero gracias a diferentes campañas a favor de la inmigración y de determinados programas de visas H-1B que Trump tiene pensado eliminar.

Las ideas del nuevo presidente tienen un enfoque diametralmente opuesto a las de las empresas tecnológicas de Estados Unidos. El discurso de Trump ataca directamente a la globalización. Sin embargo, el sector tecnológico ha sido uno de los mayores impulsores de este fenómeno mundial.

La enemistad entre Donald Trump y la cabeza visible de la compañía Facebook, Mark Zuckerger, es de dominio público. Ambos se han criticado en público e incluso el nuevo presidente acuso al creador de la red social de apoyar descaradamente a Hillary Clinton.

Tras conocerse el resultado de las elecciones, Zuckerberg declaró que ante la nueva situación trabajará más duro para crear un mundo mejor que puedan disfrutar las generaciones futuras. Por su parte, el consejero delegado de Microsoft, Salty Nadella, de origen indio, manifestó su voluntad de trabajar con la nueva administración, pero  dejó bien claro su compromiso y sus valores, “en particular el fomento de una cultura diversa e inclusiva”.

Respecto a las compañías extranjeras que trabajan dentro del país todavía se puede decir que están en una situación más delicada. Por ejemplo, es el caso del gigante del comercio electrónico chino Alibaba. Trump incluyó en su programa electoral una medida de poner aranceles para los productos chinos de hasta el 45%. Si la medida se hiciera efectiva, los planes de crecimiento de Alibaba en Estados Unidos se iría al traste, como el de otras empresas extranjeras.