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Los inversores de BCN World comienzan su retirada

bcn world

 

Todavía no está confirmado del todo, aunque tampoco está desmentido por los responsables de la noticia, pero lo cierto es que las empresas inversoras en el proyecto BCN World, tanto Melco Crown como Hard Rock Café, han presentado de nuevo de manera conjunta un proyecto que aúna tanto oferta de ocio como oferta de entretenimiento y que se encuentra ubicado en la isla de Chipre, a poco menos de 3.000 killómetros respecto a la zona de Salou (Tarragona) donde debería tener cabida el proyecto español.

Como es lógico, la primera pregunta realizada a las empresas es si con este paso pensaban abandonar definitivamente BCN World o se podría tratar de una opción complementaria de forma que ambos proyectos pudieran estar al mismo tiempo en activo. Pero lo cierto es que si bien el interés en España ha quedado más que demostrado por los inversores, las dificultades de los planes urbanísticos y su posterior aprobación podrían extenderse tanto en el tiempo que al final el proyecto terminaría carente de sentido.

Sin una reducción en los plazos de tiempo, BCN World tiene en realidad sus días contados en España, lo que le haría seguir los mismos pasos que Sheldon Aldeson en Madrid en relación a Eurovegas, que decidió finalmente retirarse de la ciudad y apostar por Japón como destino para sus inversiones.

La administración catalana no es que haya allanado el camino con las declaraciones del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, quien ha confirmado querer reducir sensiblemente el espacio destinado para el proyecto así como revisarlo en su totalidad por ver posibles cambios en su ejecución.

Chipre sin embargo parece que se lo pondría mucho más fácil. Los 2.500 millones de euros que supone la inversión total del proyecto por no hablar del interés turístico que suscita son cebos suficientemente atractivos como para que, en teoría, cualquier zona del mundo quisiera albergar un complejo de entretenimiento tan imponente.

La inestabilidad política, las reticencias de la administración catalana y un retraso continuo en la aprobación de los documentos y acuerdos necesarios para ponerlo en marcha, parecen haber sido causas más que suficientes para volcar su atención en un proyecto similar no demasiado lejos del original. De hecho, los 3.000 kilómetros respecto a España parece que no son espacio suficiente como para que ambos proyectos compartan el Mediterráneo, por tanto al final y casi con total seguridad, sólo quedará un proyecto.